Un año y tres meses después

Aunque no estaban juntos, así se sentían. Podían dejar de hablarse, de verse o de escribirse por meses. Pero siempre volvían el uno al otro.

Vivían en una especie de fidelidad inquebrantable con sentimientos no declarados de por medio. Estaban alejados por las tormentas y por no saber sobrevivir a la tempestad. Sin embargo, sabían que sobraban las palabras y que sus corazones se desbordaban cada vez que se volvían a encontrar. Eso bastaba, eso les era más que suficiente.

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