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Mostrando entradas de 2017

Melodía de amor

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Lectura recomendada con música de fondo: (Eres tú - Carla Morrison) https://www.youtube.com/watch?v=5TwAyUCJbl8 (Disfruto - Carla Morrison) https://www.youtube.com/watch?v=jwP1HRmDVII ------------------------------------------------------------------------ Nos dicen que el amor duele, que puede ser todo menos una realidad no sufrida, que está extinto, que solo perdura como una ilusión, que es inútil buscarlo, vivirlo…                 Nos mienten. Es fácil caer en los engaños de la gente que repudia la vida, nos sumergimos diariamente en retazos de sueños rotos que venden por doquier. Navegamos sin parar, sin ver el mapa, sin pensar en el camino. Nos entregamos a la perdición de este cuadro ilusorio que nos venden como cotidianidad y olvidamos construir nuestra propia historia. Nos dejamos llevar, Nos perdemos. Hubo un tiempo en que me dejé morir de esa manera, me olvidé de toda sonrisa y de todo latido al compás ideal. Me dejé m

Trazos de presente

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Encontrarse por azar del destino, mirarse, sorprenderse por la belleza que el otro alberga en su exterior o en el interior. Guardar esa imagen, esa fotografía de una persona ya no tan desconocida, pasarla una y mil veces por la memoria. Recordar el encuentro. Decidir si todo se quedará como una mera casualidad o darle paso a la tan temida cercanía de los cuerpos. Claro, si es por consenso. Irse conociendo poco a poco. Guardar canciones, letras, aromas y pequeñas pistas que guíen al cerebro hacia el enamoramiento. Irse aferrando al recuerdo de la otra persona... Mi encuentro contigo fue algo parecido a eso, con la pequeña diferencia de que fue más complicado. Los amores verdaderos no están diseñados para ser simples, ¿o sí? Verte ir y venir, a veces por elección mía, a veces porque la vida nos reunía -como insistiendo en que nos quedáramos juntos-. Encuentros y desencuentros. Querernos y alejarnos por orgullo. Algo así va el relato protagonizado por nuestros nombres. Entonces: la

Un amor como tú

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Creo que todos merecen encontrar un amor como tú.  Tener a alguien que las encuentre por casualidad y que quiera quedarse, por placer, a su lado. Un hombre que les enseñe a amar y a amarse. Alguien que las haga reír sin parar y que las consuele si es necesario. Un hombre que esté allí para abrazarlas si están tristes y que las bese en cada encuentro, como si fuera la primera vez. Que las respete como un caballero y las ame con pasión.  Un compañero de sábados por la tarde, un amigo con quien desvelarse para hablar madrugadas enteras, un confidente con quien salir por un café o una cerveza, un acompañante que se pueda encontrar siempre disponible para ellas. Alguien que les acaricie el cabello al despertar a su lado y que las observe con ternura mientras duermen en la misma cama.  Un hombre que las valore, que les recuerde que deben valorarse. Que las ame tal y como son. Alguien que les envíe un mensaje cada mañana para desearles un feliz día. Un caballero que no tema prese

Cerebros en llamas

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Encendí el motor del vehículo y me alejé. Los dejé discutiendo detrás del cristal de aquella cafetería de franquicia americana que se hallaba frente a mi universidad. En esta ocasión valía más un "desgraciados dos, miserable una y feliz otra" que un "felices los cuatro": ella, su novio, mi amor imposible y una distante, ya lejana, yo... Seguramente vendrían minutos intensos de pelea, de golpes y de llantos irreconciliables.Seguramente serían infelices al partir de aquel local comercial. Pero era necesario. Todo había iniciado con una provocación, todo había iniciado como una insinuación inapropiada por parte de aquel compañero de clase, de aquel estudiante ajeno a la carrera de Arte, de aquel hombre mayor que las cuatro jovencitas que cursábamos el curso. Lo suyo con alguna de nosotras estaba terminantemente prohibido pues, para pagar sus estudios, también trabajaba para la institución. Estábamos hechos para el anhelo, no para la acción. Había sido todo un año d

Bitácora: Lágrimas ahogadas

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Imagen de Pinterest Tenía que llegar. El día tenía que llegar. De nuevo te volvería a ver, siempre lo supe. Lo que no sabía era cómo se iba a desarrollar ese momento ni cómo ibas a reaccionar al verme… Yo estaba parada en medio de la plaza central de la universidad, tú caminabas hacia ella con tus amigos. Ellos me saludaron, tú solo me lanzaste una mirada. Como siempre, nuestras miradas hacían que las palabras quedaran sobrando. Tú me lo dijiste todo con un gesto: me odiabas. Pasado. Me odiabas: a partir de aquel día en que te rompí el corazón. Me odias. Presente. Me odias y esa será una conjugación que de seguro trascenderá a tiempo Futuro. Es irónico, lo sé. Irónico pensar que yo fui la mala del cuento y que ahora vengo a hacer un reclamo por sentimientos. Pero ¡tenía mis razones! Sigo teniéndolas. Yo estaba tratando de dejar atrás un pasado tempestuoso que tú insististe en mantener vivo. Si no me alejaba de ti iba a terminar ahogándome de nuevo. Sí, te lasti

Fin de la existencia

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Fue entonces que me di cuenta, no me amabas quizás nunca lo habias hecho. Tres años después me percaté, con el dolor que me causaste y la sangre que vi correr sobre mi cuerpo, de que no fui más que un juego el mejor medio de entretenimiento para tu frívola sed de venganza. Cobraron sentido todos los regaños, las veces que mis amigas te juzgaron, las veces que mis padres me prohibieron verte, las veces que me pidieron que te dejara y las veces que no lo hice. Todo se acumuló. El mal no busca más que oscuridad abismal, el bien no repara hasta hallar luz y paz. A ti no te bastaron las lágrimas, no te fueron suficientes los gritos, querías ver dolor y cicatrices. A mí no me bastaron los rechazos, no me calmé al ver que te alejabas, anhelaba tus regresos eventuales y la forma en que jugabas conmigo como si fuésemos reales. Entonces, con el mar de emociones mezclado con tu infierno de resentimiento, volviste por última vez para acabar conmigo d

Surgiendo en el silencio

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Tus miradas cruzándose con las mías, tus manos encajando con mis curvas, perfectamente, tus labios sellando un sentimiento que gritamos al viento con caricias, con sonrisas de complicidad y con abrazos. Nuestros encuentros furtivos de medio día; nuestros desvelos en madrugada, por placer; nuestros caprichos de jugarle la vuelta a la soledad mientras nos hacemos uno en alma y en espíritu. Estas ganas de gritarle al mundo que te amo, estas ganas de sentir tu calor conmigo, en todo tiempo, estas ganas de decirle al resto que se olvide de mí, de la que era antes de que llegaras a cambiar mi vida, antes de que llegaras a enamorarme así. Lo cierto es que fuimos un enlace inesperado del destino. No nos esperábamos, pero actuamos justo a tiempo, en medio de otros cuerpos esculturales y sudorosos, con una cena familiar imprevista, con unas cervezas y horas enteras de plática. No planeamos nada y, a pesar de eso, somos producto de una manera perfecta de encajar tu vida c